El Agorismo, desafortunadamente, necesita una introducción.
La contra-economía y el agorismo fueron originalmente conceptos de lucha, forjados en lo que parecía ser la revolución en constante crecimiento de 1972-73, y que en su lugar resultó ser la última ola. Con o sin retórica revolucionaria, el agorismo surgió en una época y un contexto en que los eslóganes requerían un extenso análisis publicado y una crítica dialéctica continua con facciones competidoras muy comprometidas. Por lo tanto, cuando el crisol de «Los sesenta»[1] se enfrió, entre todas las banderolas chillonas de partidos, la basura y las cenizas de la Ideología explotaron, se encontraba una teoría y metodología dura, brillante y precisa. Probablemente la primera base económicamente sólida para una plataforma revolucionaria, el mercado del agorismo se derritió antes de que pudiera siquiera llegar a la estantería de exhibición.