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Por James Quilligan
Fuente: Wiki P2P Foundation
Al examinar el problema esencial sobre cómo producir y distribuir la riqueza material, prácticamente todos los grandes economistas de la historia occidental han ignorado la importancia de los bienes comunes: los recursos compartidos de la naturaleza y la sociedad que la gente hereda, crea y utiliza. A pesar de las marcadas diferencias conceptuales e ideológicas, los pensadores económicos desde Smith, Ricardo y Marx hasta Keynes, Hayek, Mises y Schumpeter basaron en gran medida sus premisas en los recursos y combustibles fósiles aparentemente ilimitados del planeta, en su potencial infinito para crear crecimiento económico, en el abastecimiento adecuado de mano de obra para explotarlos y en la evolución de la monocultura del Capitalismo de Estado responsable de su abastecimiento y distribución. De ahí que, en el Estado de Mercadoi que ha surgido, las corporaciones y los estados soberanos toman decisiones sobre la producción y distribución de los recursos comunes de la Tierra a modo de un sistema único, uniforme y homogéneo, con una participación mínima de las personas que dependen de estos bienes comunes para su sustento y bienestar. Dado que nuestros antepasados no tomaron en cuenta el flujo biofísico de los recursos materiales desde el medio ambiente pasando por el proceso de producción y retornando al medio ambiente, el valor real de los recursos naturales y el trabajo social no se tiene en cuenta en la economía. Es este modelo centralizado y jerárquico el que ha llevado a la degradación y devaluación de nuestros bienes comunes.
Especialmente en los últimos setenta años, los objetivos macroeconómicos de los Estados soberanos, orientados a alcanzar altos niveles y un rápido crecimiento de la producción, un bajo nivel de desempleo y precios estables, han dado lugar a un mundo altamente disfuncional. En las últimas décadas la economía mundial ha sido integrada espectacularme por medio de la liberalización financiera y comercial; sin embargo, el mercado no está protegiendo los recursos naturales y sociales, el Estado es incapaz de regular el sistema económico, y la política global no está logrando subsanar sus crecientes desequilibrios en cuanto a los recursos y la riqueza globales. Sin una «teoría de campo homogénea» de la economía que explique cómo se infravalora drásticamente el bien común y por qué la sociedad mundial está acumulando enormes deudas con el medio ambiente, las personas pobres y las generaciones futuras, las responsables de la formulación de políticas y sus instituciones carecen de las herramientas críticas y el soporte necesarios para hacer frente a la inestabilidad masiva que afecta actualmente a la economía mundial. Las empresas y los gobiernos se enfrentan al reto hercúleo de frenar el cambio climático y la contaminación, mitigando a la vez la pobreza sin crecimiento económico, una tarea para la que el Estado de Mercado no está preparado ni diseñado.
Mientras tanto, los ideales esenciales del Capitalismo de Estado -los sistemas de aplicación de la ley basados en normas y el orden social auto regulado y espontáneo de los mercados- están expresándose directamente a través de la gobernanza compartida y la coproducción de bienes comunes por parte de la gente en localidades de todo el mundo. Las comunidades están gestionando exitosamente tanto los bienes comunes tradicionales (ríos, bosques, culturas indígenas) como los emergentes (energía, propiedad intelectual, Internet) mediante la colaboración y la acción colectiva. Este movimiento creciente también ha comenzado a crear estatutos sociales y fideicomisos comunes, instrumentos formales que definen los incentivos, derechos y responsabilidades de las partes interesadas para la supervisión y protección de los recursos comunes. Irónicamente, al organizarse para proteger sus bienes comunes mediante una toma de decisiones descentralizada, los principios democráticos de libertad y equidad se están haciendo realidad más plenamente en estas comunidades que a través de las empresas y las políticas del Estado de Mercado.
Estas dinámicas evolutivas -la «desmercantilización»ii de los bienes comunes a través de la co-gobernanza y la desterritorialización del valor a través de la co-producción– están desmantelando las premisas liberales que subyacen en el Capitalismo de Estado. El surgimiento de este nuevo tipo de gestión y valoración para la preservación de los recursos naturales y sociales está suponiendo una crisis trascendental para el Estado de Mercado, poniendo en peligro la legitimidad funcional de la soberanía estatal, las monedas estatales, la política fiscal interna, el comercio y las finanzas internacionales y el sistema monetario mundial. Los cambios más importantes están por llegar. La transformación de la economía política moderna implicará reconectarse y reformular una visión preanalítica de los bienes comunes post-macroeconómicos globales.
Un mundo distinto se avecina: uno en el que los bienes comunes están delimitados y protegidos; una parte de estos recursos se alquila a emprendedoras para la producción y el consumo de bienes privados; y los impuestos sobre su uso son redistribuidos por el Estado como bienes públicos para proporcionar un ingreso social a las personas marginadas y para reparar y restaurar los bienes comunes mermados.
Aunque los derechos de las personas a sus bienes comunes son a menudo reconocidos y validados en comunidades más pequeñas, la ampliación de estas iniciativas a escala mundial requerirá una reinterpretación de la legitimidad y autoridad populares. La comunidad mundial está desarrollando rápidamente un sentido de interconectividad social, responsabilidad compartida y ciudadanía global, pero los derechos soberanos de las personas a los bienes comunes globales no han sido articulados. En la declaración de nuestros derechos planetarios sobre estos bienes comunes, nos enfrentaremos a una serie de cuestiones decisivas:
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¿Están dispuestas las sociedades modernas a crear un marco en el que los instrumentos impulsores que sustentan la producción y la gobernanza no sean el capital privado y el crecimiento basado en la deuda, sino la solidaridad humana, la calidad de vida y la sostenibilidad ecológica?.
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¿Con qué rapidez -y cuan pacíficamente- integrarán los subsistemas del Estado de Mercado sus estructuras de creación de valor y gobernanza soberana en el gran sistema biofísico de interdependencia ecológica y social?.
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¿La comunidad global puede organizarse eficazmente como un tercer poder para desarrollar controles y equilibrios entre los sectores público y privado y establecer la soberanía de los recursos y el valor de preservación necesarios para una economía común?.
Estas cuestiones se filtrarán en el debate durante las próximas dos décadas. El sistema del Capitalismo de Estado ya se está desmoronando, amenazando a todo el planeta, sus instituciones y especies. Cuando este colapso ya no pueda contenerse y se produzca una crisis monetaria global, la sociedad mundial tendrá la opción de crear un sistema económico que siga las leyes universales de la biofísica y la preservación del bien común, o de aceptar una nueva versión de la economía mecanicista del siglo XVIII al XX, obligando a la humanidad a seguir viviendo del capital común del planeta bajo el feudalismo corporativo y los regímenes über–militaristasiii. Nuestra decisión probablemente se reducirá a optar entre bienes comunes mundiales o autarquía mundial. Como economista, no pretendo hablar en nombre de la conciencia de la humanidad; pero como ser humano, mi corazón me dice que veremos en nuestras vidas los comienzos de una economía de los comunes. El bien común mundial abandonado desde hace mucho tiempo está enviándonos señales».
iMarket State: Traducción: El “Estado de Mercado” es el último orden constitucional, que está emergiendo en una lucha por la primacía con el orden constitucional dominante del siglo XX, the El Estado Nación. Mientras que éste basó su legitimidad en la promesa de mejorar el bienestar material de la nación, el Estado de Mercado promete maximizar las oportunidades de cada ciudadano y ciudadana.
iiNota de la traductora: decommodification en el texto original en inglés.
iiiNota de la traductora: En el original: “über-militaristic regimes”; “über” (delalemán): para. a través de... Traducción interpretable como para-militaristas, paramilitares...