Bitcoin e Internet como aparatos ideológicos

Bitcoin no se trata de dinero, sino de poder. Bitcoin es una fuerza política, un ideal tecnológico, y una forma de independencia económica para internet misma. Usando los conceptos de Louis Althusser acerca de la ideología y de los aparatos ideológicos que aparecen en “Sobre la reproducción”, podemos analizar a la bitcoin  y a Internet como aparatos ideológicos anti-estado. Acá hay una excelente introducción a los conceptos de Althusser y una explicación de qué es exactamente una ideología, y qué son los aparatos ideológicos (AI) y los aparatos represivos estatales (ARE). En su trabajo, Althusser ofrece un poderoso medio para comprender las organizaciones del capitalismo. Muestra cómo varios aparatos ideológicos operan en conjunto con aparatos represivos para crear, organizar, reforzar y reproducir condiciones en la sociedad de hoy para servir al actual paradigma capitalista, a través del Estado.

Para nuestros propósitos podemos aplicar esta misma lógica para entender dónde entra internet en la sociedad capitalista. Desde ahí veremos cómo, emparentada con bitcoin y otras divisas digitales, puede desarrollarse.

Internet como un aparato ideológico anti-estatal


Internet es un nuevo territorio, y hoy es controlado por estados para su uso por parte del capitalismo; pero rápidamente están perdiendo ese control. Esto ocurre por su mismo diseño, dado que internet creció a partir del pequeño proyecto gubernamental de EE.UU. que alguna vez fue; y devino la world wide web que es hoy. Hoy internet rivaliza con los estados del G20 (G7 en el original. Nota del traductor) en términos de población, PBI y, más importante, en sus normas ideológicas.
A pesar de que hay muchos grupos culturales en internet hoy, la ‘cultura internauta’ original serían los cypherpunks. De ellos vinieron publicaciones tales como “Security without Identification: Transaction Systems to Make Big Brother Obsolete” escrita en 1985. Incluso antes de que la world wide web existiera, los principios anti-estatales del movimiento digital ya estaban atrincherándose.
Aquéllos involucrados en el movimiento cypherpunk más tarde escribirían la declaración de independencia del ciberspacio, y ayudarían a internet a avanzar en cada nueva encrucijada en la que se encontró. Esta primera vanguardia de internet operó con principios tenaces, intransigentes de libertad de información, comunicación, y derecho a la privacidad. Estas ideas fueron imbuídas dentro de internet y se convirtieron en la piedra angular ideológica que permite funcionar a la web abierta.
Internet es antitética al Estado. En este reino la gente puede crear nuevas identidades que no podrían existir en el reino físico. Se nos ha dado el derecho de desarrollar nuestras voces e identidades libres de los constreñimientos del panóptico policial del Estado. Nuestros cuerpos físicos ya no constriñen nuestros ideales; hemos trascendido más allá de la carne y  el hueso hacia la Noosfera. Aquí existe un modo de comunicación en el que somos despojados de nuestros cuerpos humanos y nos convertimos sólo en el cuerpo político de palabras e información que aquí transmitimos. Nuestros nombres, identidades nacionales, religiones, educaciones y cualquier otra forma de inscripción a la que estemos subyugados en la sociedad contemporánea es secundaria en internet.
Las identidades que se nos permite crear para nosotros en internet, no son acosadas por la forzosa ideología de varios aparatos estatales y están bajo la guisa del anonimato; nos volvimos más que meros objetos a ser subyugados por los deseos de una sociedad capitalista. Se nos permite un universo entero en el que podemos elegir quién volvernos y buscar la  información que deseamos conocer. Todo lo que nos define como sujetos, y el territorio de espacio físico que ocupamos se vuelve secundario. Nuestros cuerpos físicos no pueden existir dentro de este medio; tampoco define quién somos en este espacio –aquí somos realmente libres. Esas son las murmuraciones de la nueva conciencia de clase que se está formando dentro de internet misma, y que no puede ser detenida.
Althusser creía que la educación era el aparato ideológico más importante que había. La educación como una institución es una herramienta poseída exclusivamente por las clases dominantes, explícitamente para controlar el diálogo acerca de qué es conocimiento y qué educación. Los así llamados campos de las ciencias duras enfocan sus estrechas búsquedas en intereses del capitalismo, al mismo grado que campos como la historia, la economía, y las ciencias políticas buscan justificar el mundo capitalista en el que vivimos. Qué es considerado ‘educación’ se vuelve parte del gran diálogo que ya no versa sobre hechos, habilidades de pensamiento crítico, y auto-empoderamiento; sino de aprender la obediencia como una verdad.
Esto tiene ramificaciones profundas y de largo alcance cuando consideramos que el conocimiento científico es la base del poder en una sociedad capitalista de avanzada tecnología como la nuestra. Con acceso irrestricto a la información, junto con la seguridad de que lo que uno busca y entiende es privado; se libera de las cadenas ideológicas del sistema que controla cada aspecto de nuestra vida. Aquí es posible desarrollar una verdad propia sin la mancha del capitalismo– podemos formarnos verdades sobre el mundo desde nuestro propio punto de vista sin temor a la observación del Estado policía panóptico.
 

La educación como atrincheramiento ideológico del capitalismo

Haz lo que digo, porque digo que es correcto


Internet aparece en contraste directo al establecimiento educativo y su ideología. El establecimiento educativo descansa sobre conocimiento oficial autoritario, canales de comunicación sancionados estatalmente (maestros, bibliotecas, programas de grado, etc.). En todos los aspectos, internet es antitética a eso.
No hay cuidadores o maestros que decidan lo que es ‘conocimiento’ apropiado –sólo hechos que se presentan como son.

Esto implica que la ‘educación’–o la adquisición de conocimiento a través de internet– es algo que debe ser hecho de forma autodidacta. Uno debe diseminar información por sí mismo y comparar y contrastar fuentes para descubrir la diferencia entre qué es ideológico, y qué es un hecho. Esto solamente puede hacerse solo y usando sus propias cualidades.
Internet es un pozo sin fin de información para quienes la buscan. No hay mentores o maestros que aprueben los hechos, que en cambio se establecen por la verdad de su ser; en lugar de por la sanción de fuentes oficiales. Esto destruye monopolio ideológico que tienen los institutos educativos como fuente de conocimiento, al cual podemos llamar “el paradigma de la educación tradicional», y a su relación con el capitalismo. El impacto de ésto es no poco similar al de la reforma Protestante cuando puso en entredicho cuál era la fuente autorizada de saber religioso.
A través de la dominación y monopolización de ‘qué es conocimiento’ vis-a-vis a la de las instituciones educativas, hay una contorsión maldita del saber. El conocimiento ya no son hechos, sino ideología. Esto es reforzado incesante y repetidamente hasta tal grado que uno se confunde entre qué sabe cierto por sí mismo, y qué solamente le han dicho que es verdad.
 

El dinero como aparato ideológico

¿Cómo se relaciona esto con el dinero y con bitcoin? El dinero como concepto está muy profundamente incrustado en nosotros como ideología y religión. Dado el constante bombardeo de desinformación acerca del funcionamiento del dinero, de parte de todos los aparatos ideológicos del Estado (medios de comunicación, escuela, trabajo, etc.); el dinero se vuelve un tema muy complejo y serpentino. Dadas todas estas influencias, el dinero termina tomando su propio peso místico, y se vuelve un poderoso componente ideológico del actual paradigma económico.
A través del sistema educativo se nos enseña que los gobiernos son buenos, y que el mundo funciona del modo que lo hace por una buena razón. Aprendemos de este sistema que los economistas pueden explicar por qué la economía funciona como lo hace, y por qué tenemos que trabajar duro para llevarnos a casa el pan de cada día. Incluída en esta ideología está la noción de que todos nuestros nobles líderes de negocios, que llevan el peso del mundo sobre sus hombros, tienen título a una porción enorme de la riqueza mundial por dirigir sus empresas para obtener ganancias; incluso aunque ello sea a costa de muchos otros.

Esta ideología sirve para alienar y divorciar a la economía de su propósito original como una filosofía. Hoy casi todos los economistas son teóricos monetarios exclusivamente modernos que confían fuertemente en módulos matemáticos complejos para explicar la economía. Cualquier economista que no acepte el concepto de señoreaje como un hecho, es desacreditados como ‘no verdadero’ economista. Desde el punto de partida, se nos enseña a creer que el sistema económico es justo y a no cuestionarlo en un nivel fundamental.
Así es como el gobierno es capaz de controlar el suministro monetario y mantener grandes porciones del mundo bajo el despotismo de la pobreza sin que a nadie se le mueva un pelo. Se nos enseñó a creer que el capitalismo en su forma actual, respaldado por el Estado, es la única forma de organización política y económica. Se nos dice que el dinero funciona perfecto si es controlado por el Estado y los banqueros, a pesar de toda la evidencia fáctica en contra de ello.
 

Bitcoin como un aparato liberador Anti-Estado

Dada la  influencia de internet, y el modo en que la gente la usa para encontrar información por sí misma; hay un espacio autónomo para que exista dinero no-estatal. Bitcoin es la antítesis de ambos aparatos, represivo e ideológico.
El principal propósito de bitcoin es actuar como el banco central de internet. Como internet, bitcoin está distribuída, descentralizada, y corre según un protocolo que permite la comunicación en cualquier parte del mundo. Su primera y primaria lealtad económica es hacia internet misma –sin internet, no hay bitcoin. Su segunda función es una que representa la ideología de internet misma.
Las divisas digitales son revolucionarias porque fueron construidas con ideología revolucionaria desde su núcleo. Bitcoin es dinero hecho para internet, y sólo para internet. Hubo varios otros dineros digitales antes de bitcoin, que murieron porque no tenían la capacidad de enfrentar al Estado. Bitcoin fue cosntruida sobre criptografía fuerte porque Satoshi sabía que si algún dinero de internet ganaba tracción realmente, se volvería el enemigo implícito de todos los estados.
Lo que encuentro más fascinante acerca de esta function ideológica de bitcoin, es cómo usa el exploit lógico del capitalismo, y el hecho de que el capitalismo se santifica a sí mismo (capital) por sobre todo (en palabras de Marx, la valorización del valor) para poner al capitalismo en contra del Estado. Quitando el dinero de las manos del aparato represor del Estado, los bancos, bitcoin hace al dinero más efectivo de lo que nunca fue.
Bitcoin puede hacer esto no por los fuertes argumentos ideológicos que sostiene, sino por su eficiencia económica superior a otros dineros. Bitcoin y otras divisas digitales tienen la capacidad de hacerse cargo de todas las funciones económicas de los estados, y por una fracción mucho menor de su costo.
Mientras nos catapultamos hacia este nuevo mundo, encontraremos que otros aparatos ideológicos cambiarán lentamente su perspectiva acerca de la bitcoin. Esto no será porque haya un despertar radical del entendimiento del dinero; sino por propósitos reproductivos del capitalismo que cumplirán el rol que Althusser predijo que cumplirían. El paradigma capitalista pasará de estar en alianza con el Estado, a estar en conflicto con él. Y esto será porque el Estado mismo se volverá ineficiente para servir al capitalismo via internet, y entonces podrá ser descartado como todo lo demás que no sirve al capitalismo.
En tanto que la bitcoin gana más poder económico, también ganará poder político e ideológico. Utilizará esta base de poder para arrancar el velo de corrupción y exponer los poderes como la banalidad que son en realidad. Otro mundo se está formando, en el que el Estado no está permitido, así como tampoco lo están los aparatos ideológicos que lo sustentan.
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