Bitcoin es el caballo de Troya del sistema monetario fiduciario y finalmente terminará con el control del dinero por parte del Estado. Sin embargo, este proceso también comprometerá los principios básicos de Bitcoin y causará la corrupción de sus rasgos pseudónimos. Durante la próxima década, a medida que la criptoeconomía expanda su alcance para convertirse en verdaderamente global, el sistema financiero temblará a medida que su base se desplace del dinero fiduciario estatal a las monedas digitales descentralizadas. Si bien debemos celebrar el crecimiento de las monedas digitales, es poco probable que se produzca el colapso total de los gobiernos y del sistema financiero mundial.